martes, 6 de marzo de 2012

Etnopsiquiatria y trastornos relacionados con la cultura


Me han llamado la atención las “patologías” o síndromes culturales que vimos en clase como el Amok o el Koro,  localizadas geográficamente. La etnopsiquiatría es la encargada de estudiarlos. Es la rama de la ciencia desarrollada en el siglo XX, que estudia, mediante los métodos y técnicas combinados de la etnología y de la medicina psiquiátrica, el comportamiento humano considerado normal y sus desviaciones patológicas y clínicas dentro de su contexto sociocultural, con el fin de contribuir a su comprensión y curación. 

Algunos estados y trastornos conceptualizados como síndromes dependientes de la cultura se consideran específicos de la cultura industrializada (p. ej., anorexia nerviosa, trastorno de identidad disociativo), dadas su aparente rareza o ausencia en otras culturas.

Algunos de los síndromes culturales son:
·         Agotamiento cerebral. Término usado inicialmente en el oeste de África para referirse a un estado experimentado por los estudiantes en respuesta a los desafíos planteados por la escuela o la universidad. Los síntomas incluyen dificultades de concentración, de memoria y de pensamiento. Los estudiantes comentan a menudo que sus cerebros están «fatigados». Los síntomas somáticos acompañantes se centran habitualmente alrededor de la cabeza, cuello y nuca, e incluyen algias, tensión o flojedad, visión borrosa, calor o sofoco. El «cansancio cerebral» o la fatiga derivada de «pensar demasiado» se usa como término de queja en bastantes culturas, y los síndromes resultantes pueden parecerse a los trastornos de ansiedad, depresivos y somatomorfos. 

·         Enfermedad del tzuul: enfermedad comparable a la “pérdida del alma” por obra de un espíritu de la montaña
·         Ataque de nervios. Una expresión de malestar utilizada entre los latinos del Caribe, pero reconocible entre los grupos latinoamericanos y latinomediterráneos. Los síntomas más frecuentes incluyen gritos y llanto incontrolables, temblor, sofocación y agresión verbal o física. Aunque las descripciones de algunos ataques de nervios encajan en la descripción de las crisis de angustia DSM-IV, se distinguen de ellas por la asociación a un acontecimiento precipitante y la ausencia frecuente de la mayoría de los síntomas de miedo agudo o aprensión, propios del trastorno por crisis de angustia.
·         Atracción. Estado de trance en el que los individuos se «comunican» con parientes ya fallecidos o con espíritus. A veces, este estado se asocia con períodos breves de cambio de personalidad. Este síndrome dependiente de la cultura se observa  en afroamericanos y euroamericanos del sur de Estados Unidos.
·         Boufée delirante. Se trata de un síndrome observado en el oeste de África y en
Haití. Este término de origen francés se refiere a la aparición súbita de un comportamiento agitado y agresivo, confusión acusada y excitación psicomotriz. Puede acompañarse en algunas ocasiones de alucinaciones visuales y auditivas o ideación paranoide. Estos episodios pueden parecerse a una psicosis reactiva breve.
·         Mal de ojo. Concepto ampliamente extendido en las culturas mediterráneas y también en el mundo. El mal de ojo es una frase española traducida al inglés como
evil eye. Los niños son una población en riesgo. Los síntomas incluyen insomnio transitorio, gritos sin causa aparente, diarrea, vómito y fiebre en la infancia o la niñez. Algunas veces los adultos (especialmente mujeres) sufren este trastorno.
·         La anorexia nerviosa. Consiste en una alteración grave de la percepción de la propia imagen, con un temor morboso a la obesidad, lo que condiciona una alteración. Las principales características de la anorexia nerviosa son el rechazo a mantener un peso corporal mínimo, un miedo intenso a ganar peso y una alteración significativa de la percepción del cuerpo. Las mujeres afectadas por este trastorno sufren, además, amenorrea (falta de regla) aunque hayan pasado la menarquía (primera regla).Generalmente la pérdida de peso se consigue mediante una disminución de la ingesta total de alimentos. Aunque los anoréxicos empiezan por excluir de su dieta todos los alimentos con alto contenido calórico, la mayoría acaba con una dieta muy restringida, limitada a unos pocos alimentos. Existen otras formas de perder peso, como la utilización de purgas, vómitos provocados o ejercicio físico excesivo.


Se cree que las “enfermedades culturales” pueden ser curadas solamente por los curanderos tradicionales, idea difundida al punto de ser mencionada hasta en la Guía Psiquiátrica (GLADP), en la que se advierte, por ejemplo, a propósito del mal de ojo: “Llama la atención una creencia muy extendida que señala que el mal de ojo no debe ser atendido por un médico académico pues la enfermedad ‘se riega más’ y el estado del paciente se agrava (Palacios de Westendarp, 1986; Sassoon Lombardo, 1982; Arganis Juárez, 1984), idea que se expresa en la acotación, ‘ésta es una enfermedad del curandero, no del doctor’” (Zolla et. al., 1988)”(Asociación Psiquiátrica de América Latina, 2004:342)
En la Guatemala actual se presencia el aumento del número y de la autoridad de los guías espirituales (en lengua quiché:Ajq’ij), considerados las más respetables figuras terapéuticas, capaces de curar el mal de ojo, o susto, etc., esto es, todas aquellas enfermedades que hasta la psiquiatría de esta zona denomina “enfermedades culturales”

(Información obtenida de tuotromedico.com; 
Peretti, Leda LAS "ENFERMEDADES CULTURALES", LA ETNOSPSIQUIATRÍA Y LOS TERAPEUTAS TRADICIONALES DE GUATEMALA Scripta Ethnologica, núm. XXXII, 2010, pp. 17-28 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas Buenos Aires, Argentina;
y Guía para la formulación cultural y glosario de síndromes dependientes de la cultura)


2 comentarios:

  1. Un texto muy interesante,con mucha información,algunos de estos trastornos ya los conocia pero otros no,un placer leerte,un abrazo.J.R.

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  2. He estado leyendo por Internet acerca de estas enfermedades culturales ya que me parecen muy interesantes,y me he asombrado al ver que también las mujeres pueden parecer KORO (al menos yo pensaba que ocurría solamente en hombres).
    En el caso de las féminas,se caracteriza por pánico agudo o una reacción de ansiedad a la retracción de la vulva y los pezones.
    ¡Muy buen post, Elena!

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