Me han llamado la atención las “patologías” o síndromes
culturales que vimos en clase como el Amok o el Koro, localizadas geográficamente. La etnopsiquiatría es la encargada de
estudiarlos. Es la rama de la ciencia desarrollada en el siglo XX, que estudia,
mediante los métodos y técnicas combinados de la etnología y de la medicina
psiquiátrica, el comportamiento humano considerado normal y sus desviaciones
patológicas y clínicas dentro de su contexto sociocultural, con el fin de
contribuir a su comprensión y curación.
Algunos estados y trastornos conceptualizados como síndromes
dependientes de la cultura se consideran específicos de la cultura
industrializada (p. ej., anorexia nerviosa, trastorno de identidad
disociativo), dadas su aparente rareza o ausencia en otras culturas.
Algunos de los síndromes culturales son:
·
Agotamiento
cerebral. Término usado inicialmente en el oeste de África para referirse a
un estado experimentado por los estudiantes en respuesta a los desafíos
planteados por la escuela o la universidad. Los síntomas incluyen dificultades
de concentración, de memoria y de pensamiento. Los estudiantes comentan a menudo
que sus cerebros están «fatigados». Los síntomas somáticos acompañantes se
centran habitualmente alrededor de la cabeza, cuello y nuca, e incluyen algias,
tensión o flojedad, visión borrosa, calor o sofoco. El «cansancio cerebral» o
la fatiga derivada de «pensar demasiado» se usa como término de queja en
bastantes culturas, y los síndromes resultantes pueden parecerse a los
trastornos de ansiedad, depresivos y somatomorfos.
·
Enfermedad
del tzuul: enfermedad comparable a la “pérdida del alma” por obra de un
espíritu de la montaña
·
Ataque de
nervios. Una expresión de malestar utilizada entre los latinos del Caribe,
pero reconocible entre los grupos latinoamericanos y latinomediterráneos. Los
síntomas más frecuentes incluyen gritos y llanto incontrolables, temblor,
sofocación y agresión verbal o física. Aunque las descripciones de algunos
ataques de nervios encajan en la descripción de las crisis de angustia DSM-IV,
se distinguen de ellas por la asociación a un acontecimiento precipitante y la
ausencia frecuente de la mayoría de los síntomas de miedo agudo o aprensión,
propios del trastorno por crisis de angustia.
·
Atracción.
Estado de trance en el que los individuos se «comunican» con parientes ya
fallecidos o con espíritus. A veces, este estado se asocia con períodos breves
de cambio de personalidad. Este síndrome dependiente de la cultura se
observa en afroamericanos y
euroamericanos del sur de Estados Unidos.
·
Boufée
delirante. Se trata de un síndrome observado en el oeste de África y en
Haití. Este término de origen francés se refiere a la aparición súbita de
un comportamiento agitado y agresivo, confusión acusada y excitación
psicomotriz. Puede acompañarse en algunas ocasiones de alucinaciones visuales y
auditivas o ideación paranoide. Estos episodios pueden parecerse a una psicosis
reactiva breve.
·
Mal de
ojo. Concepto ampliamente extendido en las culturas mediterráneas y también
en el mundo. El mal de ojo es una frase española traducida al inglés como
evil eye. Los niños son una población en riesgo. Los síntomas incluyen
insomnio transitorio, gritos sin causa aparente, diarrea, vómito y fiebre en la
infancia o la niñez. Algunas veces los adultos (especialmente mujeres) sufren
este trastorno.
·
La
anorexia nerviosa. Consiste en una alteración grave de la percepción de la
propia imagen, con un temor morboso a la obesidad, lo que condiciona una
alteración. Las principales características de la anorexia nerviosa son el
rechazo a mantener un peso corporal mínimo, un miedo intenso a ganar peso y una
alteración significativa de la percepción del cuerpo. Las mujeres afectadas por
este trastorno sufren, además, amenorrea (falta de regla) aunque hayan pasado
la menarquía (primera regla).Generalmente la pérdida de peso se consigue
mediante una disminución de la ingesta total de alimentos. Aunque los
anoréxicos empiezan por excluir de su dieta todos los alimentos con alto
contenido calórico, la mayoría acaba con una dieta muy restringida, limitada a
unos pocos alimentos. Existen otras formas de perder peso, como la utilización
de purgas, vómitos provocados o ejercicio físico excesivo.
Se cree que las “enfermedades culturales” pueden ser curadas
solamente por los curanderos tradicionales, idea difundida al punto de ser
mencionada hasta en la Guía Psiquiátrica (GLADP), en la que se advierte, por
ejemplo, a propósito del mal de ojo: “Llama la atención una creencia muy
extendida que señala que el mal de ojo no debe ser atendido por un médico
académico pues la enfermedad ‘se riega más’ y el estado del paciente se agrava
(Palacios de Westendarp, 1986; Sassoon Lombardo, 1982; Arganis Juárez, 1984),
idea que se expresa en la acotación, ‘ésta es una enfermedad del curandero, no
del doctor’” (Zolla et. al., 1988)”(Asociación Psiquiátrica de América Latina,
2004:342)
En la Guatemala actual se presencia el aumento del número y
de la autoridad de los guías espirituales (en lengua quiché:Ajq’ij),
considerados las más respetables figuras terapéuticas, capaces de curar el mal
de ojo, o susto, etc., esto es, todas aquellas enfermedades que hasta la psiquiatría
de esta zona denomina “enfermedades culturales”
(Información obtenida de tuotromedico.com;
Peretti, Leda LAS
"ENFERMEDADES CULTURALES", LA ETNOSPSIQUIATRÍA Y LOS TERAPEUTAS
TRADICIONALES DE GUATEMALA Scripta Ethnologica, núm. XXXII, 2010, pp. 17-28 Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas Buenos Aires, Argentina;
y Guía para la
formulación cultural y glosario de síndromes dependientes de la cultura)
Un texto muy interesante,con mucha información,algunos de estos trastornos ya los conocia pero otros no,un placer leerte,un abrazo.J.R.
ResponderEliminarHe estado leyendo por Internet acerca de estas enfermedades culturales ya que me parecen muy interesantes,y me he asombrado al ver que también las mujeres pueden parecer KORO (al menos yo pensaba que ocurría solamente en hombres).
ResponderEliminarEn el caso de las féminas,se caracteriza por pánico agudo o una reacción de ansiedad a la retracción de la vulva y los pezones.
¡Muy buen post, Elena!